domingo, 23 de marzo de 2014

El mundialista mexicano que está en ruinas...

Hubo un equipo que paralizaba una Ciudad cuando jugaba en su estadio.
Así como se encumbró su popularidad, así se vino abajo y desapareció. Nunca fueron campeones, pero ahí lucieron grandes jugadores que ahora son protagonistas del futbol mexicano: Antonio, El Turco Mohamed; Miguel Herrera; Memo Vázquez; El Pony Ruiz, entre otros, dirigidos por Enrique Meza.
Ese equipo se llamó Toros Neza y cuando jugaba las banderas hondeaban en las casas de Nezahualcóyotl, los autos particulares y los microbuses también la presumían. Eran los 90's y el equipo se convirtió en uno de los símbolos de esta ciudad golpeada por la inseguridad.
Un día, en 1996, Mohamed se pintó el cabello de rubio y casi todo el equipo lo siguió. Fue un fenómeno: los asistentes al estadio llegaron con el cabello pintado y miles de personas hicieron lo mismo en este municipio del Estado de México.
Esta historia se quedó atrás y la sede de estas aventuras, el estadio que llevó el nombre de un presidente, José López Portillo, y que cofmo mundialista recibió a Escocia, Dinamarca y Uruguay, está en ruina.
Aquí unas imágenes del estacionamiento de enfrente y el de atrás.


domingo, 9 de marzo de 2014

Crean sonideros-online para el auto o la oficina


--¡Venga el saludo para el amigo Iván an-an-an...! ¡Esta salsita del recuerdo es para él, que nos escucha en su oficina na-na-na...!

La música suena y los saludos, con todo y reverberancia, interrumpen.
Sí, es una tocada sonidera a la mitad de una oficina.
Con un tema del recuerdo interpretado por Morits Jiménez:

"...yo sigo amándote,
así como yo soy,
con todas mis locuras.
Difícil de tener,
difícil de domar
soy siempre una aventura".

--¡Esa salsita ochentera para mi compadre que me está escuchando a través de sonideros.tv!
¿Porque, sí eres mi compadre, verdad-ad-ad-ad...?

Los sonideros aprovecharon la tecnología e inventaron las tocadas online. Trascendieron el casete, el CD, y la USB y por medio de una página de Internet y una App llevaron el ambiente hasta las computadoras del trabajo, o el smartphone. Así, sonorizan los momentos más aburridos de una oficina o el tedioso recorrido en auto por un viaducto o periférico congestionados.

Tambores, guitarras y saludos:

--...Y es el Grupo Niiiche -che-che-che...

"Estoy viviendo un sueño
me siento único dueño, del amor
Una mirada bastó,
Así sucedió: ausentes las palabras,
mi cuerpo vibró..."

Desde una oficina en Insurgentes Sur se observa a Martín González, dueño de Producciones Pegasso, poner la música en una tornamesa para acetatos, en lo que se puede resumir como una fusión de dos tiempos: Los 80,s y la segunda década del 2000: la era en que comenzaría a morir el acetato y la de la música que se guarda en la nube.

--Me gustan mucho los acetatos, por eso los sigo usando. Tengo una colección de discos de Salsa en acetatos. Es de cuando andaba en busca de tocadas para bailar.

Martín tiene su cámara fija frente a la tornamesa y la consola en un cuarto de su casa destinado a la transmisión. Originalmente era un local para una tienda o una papelería, pero cuando contactó a los administradores de la página de sonideros.tv, que se encuentran en Los Angeles California, no lo dudó y la convirtió en su estudio de transmisión.

La página fue creada en el 2000 por Luis Valdivia y él se adhirió hace dos años. Desde ahí hace entrevistas con sonideros y algunos de los grupos salseros de moda en los barrios. Pero, lo más importante, cada lunes, de 10:00 a 12:00 y de 14:00 a 16:00 horas transmite el ambiente sonidero y mantiene comunicación con quienes lo escuchan y ven, a través de un chat, por donde le piden saludos o canciones a través de http://sonideros.tv

Así, los sonideros salieron de las calles y se metieron a la Web... no sólo a los XV años del Vive Latino.

@chimalhuacano









miércoles, 5 de marzo de 2014

Doña Mere, la mujer que siempre ayudó...

La última vez que la vi estaba enferma y en silla de ruedas. Acababa de escapar de la muerte y se salió de la cama –ignorando las recomendaciones médicas– para ir al Ministerio Público de Chimalhuacán porque alguien pidió su ayuda. Era octubre de 2012.

Así era Emerenciana López Martínez, doña Mere. Siempre dispuesta a ayudar. Y con la puerta abierta para las mujeres que huían de sus maridos golpeadores.

En 1993 yo era un reportero aprendiz del, ya desaparecido, periódico El Nacional y llegué a su casa en la colonia Santa Elena, porque ahí llegábamos los reporteros a los que nos interesaba escribir historias sobre la pobreza y problemas sociales. Esos reportajes ayudaban a destrabar procesos penales contra autoridades o caciques locales que permanecían congelados por muchos años, asuntos que no escasean en el Estado de México.

Recuerdo varios casos:

-El de El Pista, un joven que a los 16 años ya había matado a un par de personas y atemorizaba a toda una colonia. El desenlace de ese caso fue muy trágico. Detuvieron al joven, después salió del Tutelar y volvió a agredir personas. La impunidad, el temor y la venganza terminaron con toda la familia de Jesús Melchor Ambrosio, como se llamaba. Y finalmente, él también fue asesinado.

-El del hijo de una regidora al que no habían sentenciado después de mucho tiempo de haber sido detenido, acusado de violaciones y asesinatos. El junior, por supuesto, era apoyado por las autoridades en turno. Finalmente después de una serie de reportajes, el proceso caminó y la sentencia se dio.

Un domingo que fui a reportear a Chimalhuacán, alguien le avisó a la familia de una de las jóvenes atacadas por este sujeto y, depronto, aparecieron en el patio de doña Mere.
 La madre llevaba una bolsa con un kilo de carne de cerdo:
–Tome, muchas gracias por ayudarnos, me dijo.
Yo no entendía lo que sucedía, estaba desconcertado.
Emerenciana me comentó:
–Agárrala, están muy agradecios porque pasó mucho tiempo sin que nadie nos escuchara. No tienen nada y hoy mataron su puerquito porque tenían una primera comunión.
Estiré la mano, tomé la bolsa, y ese día fue la primera vez que lloré por la realidad de mi país, al realizar un reportaje. Con estas familias trabajaba doña Mere, con la gente a la que nunca nadie escucha y que tiene que andar mendigando lo que debería ser suyo por derecho: La justicia.

Y así, caso tras caso, denuncia tras denuncia, doña Mere siempre tendió la mano a la gente sin pedir un quinto a cambio.

A propósito de mi libro electrónico Doña Loba: una historia de cacicazgo y poder fui a buscarla en octubre de 2012 a su casa. Me dijeron que apenas unos días antes había estado muy grave. Al borde de la muerte. Pero que se había salido hacia el Ministerio Público de Chimalhuacán para ayudar a unas personas.



Salí de su casa y me dirigí hacia el Centro de Justicia. No me extrañó ver que a quien ayudaba era a un profesor. A pesar de que ella no terminó la primaria, todo tipo de personas, analfabetas o profesionistas, pedían su apoyo. Y ahí estaba, recién salida de sus crisis, en una silla de ruedas en la sala de espera del Ministerio Público. "Entrona", como siempre. Reclamando justicia a la autoridad.

Quedé de volver para platicar con ella y antes de irme le tomé una foto. Ya no la vi. De verdad, lamento mucho no haber vuelto a platicar con ella. Murió el sábado pasado.

De entre ese mar de frases, recuerdo una que la definía muy bien:

Un día me comentó que un político del PRI se le acercó y la invitó a participar en su gobierno, con la promesa de que después la iba a apoyar para ser candidata a diputada. Doña Mere escuchó y respondió:

–No, yo no me meto a la política porque me voy a volver igual que ustedes...cabrones.

@chimalhuacano