miércoles, 7 de enero de 2015

La lección de Julio Scherer...

Bastaron 15 minutos para aprender una lección de Julio Scherer García.
"Hola, mi papá está con el ingeniero", me comentó María Scherer a las afueras de la Fundación para la Democracia, en la colonia Roma, en donde Cuauhtémoc Cardenas, entonces virtual jefe de Gobierno del DF, tenía su oficina.
 Yo acababa de llegar a la calle Guadalajara. Cubría, al igual que María, las actividades del candidato ganador a la jefatura de Gobierno del DF.

"Es que lo invitaron a una Delegación", me dijo la joven periodista de Proceso. Era 1997 y el líder moral del PRD había ganado la primera elección a Jefe de Gobierno con los colores del PRD.
--¿Y va a aceptar?, le pregunté.
--No. Le vino a decir que no, respondió María.
Justo cuando se acercó a charlar con nostros, Jorge Martínez y Almaraz, El Chale, Don Julio salía de las oficinas de Cárdenas --yo entonces era reportero del diario La Crónica.
--Papá, él es Alberto, de Crónica.
--Mucho gusto don Alberto... ¿cómo se porta?.
--Mucho gusto... bien, me porto bien don Julio...
--¿Cómo se porta hija?, preguntó a María.
--Bien papá, repondió ella.
Don Julio volteo y detuvo la mirada en El Chale y espetó otra pregunta.
--¿Y ustedes como se sienten?
--...Yo me siento un poco extraño, dijo Martínez y Almaraz y continuó, me dormí siendo oposición y me desperté siendo progrobiernista, aludiendo al triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas en la capital del país.
--Pues entonces véngase a trabajar con nosotro, respondió Don Julio, aquí siempre tendrá una posición crítica frente al gobierno, porque después del 5 de diciembre los vamos a madrear, sentenció el periodista.
Martínez y Almaráz mostró un rostro de sorpresa y sonrió nervioso. Y no dijo más. Don Julio se despidió, amable, y se marchó.
 Yo me sosprendí, pero después del 5 de diciembre, día en que rindió protesta como jefe de Gobierno Cuauhtémoc Cárdenas, entendí sus palabra. La cabeza era un crítica al primer jefe de Gobierno de DF: "Cárdenas, el gabinete de la complacencia".
En ese momento recordé las palabras que escuché de un profesor en una conferencia sobre periodismo: "Cuando un partido de izquierda gane en México, quienes hacen periodismo de izquierda tendrán que aprender a hacer una cosa: A hacer periodismo".
Después de ese encuentro, vería a Donb Julio un par de veces más: una, desayunando con Carlos Monsivais en el Sanborns de Plaza Universidad, y una más en el sepelio de la primer esposa de Andrés Manuel López Obrador. En ambos casos lo saludé, y siempre recibí de él un fuerte apretón de mano y un abrazo.
María, gracias por presentarme a uno de los periodistas más importantes de este país. Don Julio, gracias por la lección. Descanse en paz.